Hijo del padre surrealismo, hijo de la madre Dadá, sobrino del tío Romanticismo, nieto del abuelo Barroco, forman en ti pensamientos de colores, forman en tus neuronas caminos de tierra fina, sin asfalto, sin baches, caminos de tierra fina que mojada con la lluvia de tu imaginación hace florecer las más hermosas creaciones, creaciones que para ti no son nada pero para ella son todo, abraza tus manos, besa tus labios, mira tus ojos, absorbe tus palabras y las convierte en fascinación, se pone roja, se pone, tonta.... Deja ver esos pozitos en su rostro, deja ver sus blancos dientes, deja ver su largo cabello bañado en marrón, abre sus manos y te ofrece todo lo que tiene, su genialidad está ahí, su bondad presente y su hermosura latente, deja todo y se va corriendo, huye lejos y despavorida dice que no te merece que tiene miedo, dice tantas cosas que no recuerdo, dice y dice mientras corre, corre corre, mientras llora despacito, llora lagrimitas compuestas de brillantez, llora llora desamor, llora llora y escupe, escupe un poquito de odio, se odia sin más, no se puede ver no se puede oír, no se puede simplemente, se lastima y se deja caer, rodando rodando entre las hojas, cayendo y cayendo entre las espinas, la piel se rompe en pedacitos que flotan, la sangre tiñe la ropa suavemente, el cuerpo yace sin energía, el cuerpo yace solo y cansado, sólo quedan las heridas y la certeza de saber que se dio todo, sólo queda un corazón, latiendo solo, sólo queda un cuerpo, muerto.